lunes, 18 de febrero de 2008

EVOLUCIÓN

ÁFRICA FUE NUESTRA CUNA

El genetista Spencer Wells ha revelado los resultados de una investigación que realizó en varios países, encaminada a descubrir el lugar de nacimiento del ser humano moderno. Sus análisis, basados en estudios del cromosoma e individuos de diversas procedencias, incluyeron también una maratónica serie de viajes por sitios de interés histórico, arqueológico y antropológico, además de entrevistas con otros científicos. La confirmación de África como cuna del hombre actual, y de la raza negra como génesis de las demás que hoy conocemos, son las conclusiones de este estudio que ha causado distintas reacciones en el mundo.Todos los seres humanos provenimos de África y fue la raza negra la que dio origen a todos los tipos raciales que hoy conocemos. Tal es la conclusión de una minuciosa investigación realizada por el genetista Spencer Wells, cuyos detalles presenta en un libro titulado El Viaje del Hombre y en un documental recientemente preparado para el canal de la National Geographic, titulado La Travesía del Hombre.
Motivado por los estudios de antropología genética llevados a cabo en las décadas del 60 y 70, Wells se dio a la tarea de hacer un paciente seguimiento a los movimientos de nuestros ancestros, con el fin de hallar el origen de su partida y la ruta que siguieron hasta poblar la tierra en su totalidad. Entre otros interesantes descubrimientos, Wells encontró que los bosquimanos son la tribu más antigua que habita actualmente el planeta y descendientes directos del Homo Sapiens.
El hombre, como lo conocemos hoy, nació hace más de 50.000 años. Nos referimos a un ser que ya había completado totalmente su evolución y por tanto, no se trata de un homínido o un chimpancé, sino al ser humano con las características que lo identifican en la actualidad. Hasta antes de este estudio, los científicos pensaban que el éxodo del Homo Sapiens había empezado 100.000 años atrás. Basado en análisis de ADN, Wells afirma que este proceso se inició mucho después y que el punto de partida de la migración fue el continente africano, confirmando así el llamado modelo Out of Africa.

LA EVOLUCIÓN I
El proceso evolutivo del hombre moderno comenzó con el Homo Erectus, que se desarrolló en África y paulatinamente se expandió por Eurasia, hace aproximadamente 1.7 millones de años. Hace unos 100.000 años, entre las varias especies de homínidos que habitaban el planeta, se encontraban el Homo Sapiens, en África, el Homo Erectus, en el sureste de Asia y China, y los Neandertales, en Europa. Posteriormente, alrededor de 30.000 años, de estas especies sólo sobrevivía el Homo Sapiens, que fue el que inició el camino de expansión por el resto del mundo.
Basando su teoría en análisis del cromosoma Y, Wells afirma que los primeros humanos partieron de África siguiendo la costa sur de Asia, cruzando 250 kilómetros de mar, hasta llegar a Australia hace unos 50.000 años. Según esta teoría, los australianos son los descendientes de la primera ola migratoria que abandonó el continente africano. Posteriormente, aprovechando la congelación del mar en una de las eras glaciales, época en la cual se conectaban Asia y América a través del estrecho de Bering, llegaron a nuestro continente.
El estudio se basó en el cromosoma Y que pasa de padres a hijos (varones) y que no se recombina, siendo así más fiable que el ADN mitocondrial -transmitido de madres a hijas- ya que, por tradición, éstas se desplazan mucho más que sus compañeros a causa de sus uniones con miembros de otros grupos, de los cuales entran a formar parte. De esta forma, el ADN mitocondrial se extiende muy rápido y el patrón general se empaña, según Spencer Wells.
DESACUERDOS
Si bien la teoría de Wells parece estar bastante bien fundamentada y existe evidencia del viaje colonizador emprendido por nuestros ancestros hasta poblar todo el planeta, existen algunos puntos en los cuales los científicos aún no se han puesto de acuerdo.
En un artículo aparecido en la página de la National Geographic, titulado Documentary Redraws Humans' Family Tree, la doctora Alison Brooks, paleoantropóloga de la Universidad George Washington, de Washington, D.C., afirma que hay evidencia arqueológica de la existencia de humanos modernos en al menos dos lugares en la región del Levante, en el Oriente Medio, hace 90.000 años, así como del Homo Sapiens en Australia hace 60.000, debiendo haber pasado por la India y el sureste asiático para llegar allí. "Desaparecieron del Levante 10.000 años después, pero pudieron haber sobrevivido más en el sur de Asia, sólo que no tenemos evidencia" afirma la científica.
Spencer Wells está de acuerdo con la travesía del hombre por el Oriente Medio, pero aclara que en esa época el Levante hacía parte del noreste de África y estos caminantes pertenecían probablemente al grupo del Homo Sapiens, reemplazados por los Neandertales hace unos 80.000 años en esa región. Por otro lado, existe también un debate sobre un bache de 30.000 años en el devenir arqueológico del Homo Sapiens fuera de África. Según Wells, la verdadera expansión ocurrió en el Paleolítico Alto (hace unos 40.000 años) y el destino fue Asia; según la doctora Brooks, el período se acerca a hace 20.000 años.
El doctor Richard Klein, antropólogo de la universidad de Stanford, resuelve el dilema afirmando que el Homo Sapiens pudo haber sido anatómicamente moderno hace unos 150.000 años, pero sólo alcanzó el mismo grado de modernismo en su comportamiento hace 50.000 años, cuando una mutación genética relacionada con la cognición nos hizo más inteligentes.
Al alcanzar este grado de madurez, entre otras habilidades, el ser humano fue capaz de fabricar herramientas complejas, cazar de forma más efectiva e incluso desarrollar un lenguaje y viajar más lejos. Además, la población general había ya aumentado considerablemente por esos tiempos, creando la necesidad de innovar y competir, sin tener en cuenta aspectos como los cambios en la dieta y el clima.
Sin embargo, algunas de las controversias han terminado confirmando los resultados expuestos por la investigación de Wells, como lo demuestra un artículo aparecido en la página Web de Prodiversitas, titulado Primeras migraciones humanas.
Según se explica, hace algún tiempo se habían encontrado los restos de un hombre primitivo enterrados en el lago Mungo (Sur de Australia); inicialmente se pensó que estos restos databan de hace unos 62.000 años, lo cual contradecía la teoría de que la primera ola migratoria que arribó a Australia lo había hecho hace aproximadamente 42.000 años. También se ponía en tela de juicio la afirmación de que los primeros humanos modernos habían sido capaces de abandonar África hacía sólo 50.000 años.
Sin embargo, el artículo destaca que recientes estudios hechos al sitio arqueológico, publicados este mes por James M. Bowler, de la Universidad de Melbourne en la revista Nature, revelaron que los restos tienen realmente una antigüedad de 42.000 años y que algunas rocas catalogadas como instrumentos de aquellos primeros humanos están en una capa de sedimento de entre 46.000 y 50.000 años, con lo cual lo expuesto por Wells adquiere sentido nuevamente.

RASGOS DIFERENTES
Para justificar el motivo por el cual los humanos, siendo supuestamente todos originarios de la raza negra africana, somos hoy en día tan distintos, Wells explica que, al partir por rutas diferentes, los humanos debieron adaptarse fisiológicamente según la región que habitaron. Los hombres negros, expuestos en África a altas temperaturas, desarrollaron una piel oscura como resultado de la melanina que el organismo genera para protegerlos de los rayos solares. Igual sucedió con el cabello crespo, cuya constitución tiene el mismo fin protector.
A medida que fueron subiendo hacia regiones más frías y con menos intensidad de luz solar, la piel empezó a aclararse para poder sintetizar de manera más efectiva la vitamina D, indispensable para el organismo. Igual sucedió con aquellas tribus que emigraron hacia Siberia y el Círculo Ártico. Para enfrentar las bajísimas temperaturas de la región estos hombres desarrollaron cuerpos gruesos, extremidades cortas y dedos pequeños. Pero además del factor color, las culturas son diversas porque, al alejarse y aislarse unas de otras, formaron comunidades aparte que construyeron un entorno con costumbres, lengua y hábitos propios. De ahí las diferencias tan notorias.
Así pues, la teoría de Wells desafía categóricamente las tradicionales creencias de la superioridad de una u otra raza sobre otra, pregonadas por tantas culturas a través de los tiempos. De acuerdo con los resultados de este estudio, estamos mucho más emparentados unos con otros de lo que pensábamos y lo que conocemos como razas es sólo una inteligente adaptación del cuerpo humano a las condiciones del medio ambiente, en su lucha para sobrevivir y colonizar la tierra. Por otro lado, estos descubrimientos ponen de manifiesto el enorme potencial que la genética ofrece a la ciencia y de paso prueba ser herramienta fundamental para muchas otras áreas de investigación.
GLOSARIO
Cromosoma: Corpúsculo del núcleo de la célula animal o vegetal
Eurasia: Conjunto formado por Europa y Asia.
Gen: Factor biológico que transmite las características hereditarias.
Genética: Parte de la biología que trata de la herencia.
Levante: (en este contexto) Países del Mediterráneo oriental.
Mutación: (Biol.) 1. Alteración producida en la estructura o en el número de los genes o de los cromosomas de un organismo transmitible por herencia. 2. Fenotipo producido por aquellas alteraciones.
Paleolítico: Se dice del primer período de la Edad de Piedra, o sea, el de la piedra tallada, en el que se distinguen cronológicamente tres fases, inferior, medio y superior.
Out of Africa Model: Teoría según la cual todos los seres humanos modernos evolucionaron relativamente hace poco en África, migraron hacia Eurasia y reemplazaron todas la población descendiente del Homo Erectus. De acuerdo con esto, el Homo Sapiens surgió en África (incluyendo, geográficamente, al Oriente Medio).
EVOLUCIÓN II
Todos los hombres somos hijos de África
Todos somos africanos. Es lo que se podría afirmar tras conocer las conclusiones a las que ha llegado el científico británico Spencer Wells, después de analizar el cromosoma Y de miles de ciudadanos de todo el mundo. Su objetivo era trazar la historia del hombre y de las migraciones que le hicieron poblar todo el mundo a partir de una misma población africana. El resultado es un libro en el que se desvelan algunos misterios que deberían conocer quienes más distintos se sienten por el color de su piel
No sabemos qué hubieran pensado los tratantes de esclavos o el mismísimo Adolf Hitler si hubieran sabido en su día que su origen, igual que el de todos los hombres, está en el corazón de África. Es la conclusión a la que ha llegado el genetista e historiador de la peripecia vital del hombre, el inglés Spencer Wells. Después de varios años de investigación tras el rastro del origen y desplazamiento del hombre, Wells hizo públicas sus conclusiones, que deberían sonrojar a más de uno. Las ha reunido en un libro (El viaje del hombre) y en un documental para National Geographic y, simplificando las cosas, vienen a decir que todos somos más hermanos de lo que creíamos.
Para empezar, todos somos hijos de África, pues el origen del hombre moderno está allí. Y no estamos hablando de hace millones de años, sino de hace 50.000, cuando nació el hombre tal y como hoy lo conocemos.
Por aquel entonces, tan sólo éramos 10.000 los habitantes humanos del mundo. Aquellos primeros hombres se desplazaron hacia Asia central, y fue allí donde residieron y se multiplicaron antes de lanzarse a poblar el resto del planeta. Unos se fueron hacia Australia, otros hacia Oriente Medio, otros hacia Europa o América.
Cuando se establecieron en todos estos lugares, empezaron a cultivar la tierra y dejaron de ser nómadas, con lo que se aislaron del resto y se comenzaron a gestar las diferencias que hoy definen a cada raza. Estos son los resultados de la investigación de Wells, que ha realizado siguiendo el rastro del cromosoma Y por medio mundo. Y ese seguimiento le ha llevado a afirmar que los bosquimanos constituyen la tribu más antigua del mundo, algo así como los descendientes directos del homo sapiens. Porque, según Wells, aquel hombre que salió de África hace 50.000 años ya había completado la evolución que dio como resultado al homo sapiens.
Una teoría que se ríe del racismo
No tiene más que 33 años, pero Spencer Wells pero tiene las cosas muy claras. Una de ellas es que “las diferencias genéticas no se correlacionan con lo que podría llamarse raza”. Y sigue: “Los africanos, por ejemplo, son increíblemente diversos. Hay poblaciones africanas que tienen más afinidad genética con un galés que con gente que viva en el siguiente pueblo o incluso en la calle de al lado”.
Con esta afirmación, Wells corrobora la teoría de un mismo origen para todos los hombres, y echa abajo la antigua visión (que sirvió de base al nazismo) de un desarrollo paralelo de varios grupos humanos.
Si tenemos un mismo origen, ¿por qué somos tan diferentes? Es la gran pregunta de la que parte el trabajo de Wells. Él afirma que las diferencias son muy recientes (los primeros monos aparecieron hace 25 millones de años, y la expansión del hombre hace sólo 50.000). Y explica que somos diferentes porque “el lenguaje y la biología evolucionan con el tiempo y si las poblaciones se desarrollan aisladas su evolución difiere”.
Más cosas
PIEL CLARA. Según Wells, nuestros ancestros africanos eran altos, flacos, tenían la piel oscura y el pelo enrulado, como los que uno puede ver hoy en Namibia. Y, a medida que viajaban hacia el norte, la exposición al sol era cada vez menor, por lo que la piel se aclaró para poder sintetizar la vitamina D a partir de una cantidad menor de rayos ultravioletas.
6.000 MILLONES. Uno de los aspectos que más pueden chocar de las conclusiones a las que llega Wells es que los 6.000 millones de personas que habitamos el mundo descienden de aquellos 10.000 hombres que vivían en África hace 50.000 años.
OLEADAS. La primera migración comenzó entre 50.000 y 60.000 años atrás, y llegó hasta la costa sur de Asia y, de ahí, a Australia. La segunda fue hace 45.000, y llegó a Oriente Medio. Hace 25.000 años se llegó a Europa. Y, hace 20 o 15.000 años un grupo de ¡menos de 20 personas! cruzó el estrecho de Bering para poblar América.
Las mujeres se mueven más
Los estudios de Wells se han basado en el análisis del cromosoma Y (tomado de miles de personas en todas partes del mundo). Esto significa trazar la trayectoria de los varones, en vez de hacerlo con ADN mitocondrial, que traza la de las mujeres.
“El cromosoma Y es una herramienta mucho más fiable para seguir las migraciones”, ha afirmado el científico inglés. “La razón, aunque parezca extraña, es que las mujeres tienden a moverse mucho más que los hombres. Son ellas quienes se trasladan en casamientos entre aldeas, y esas mujeres se convierten en parte efectiva de su nueva población, haciendo que el ADN mitocondrial se extienda muy rápido y empañe el patrón general”, asegura.
En la imagen de la portada puedes ver un mapa en el que las flechas representan el viaje del hombre por el mundo, desde su origen, en África, hasta su llegada a Asia y a Europa.
Confirman las primeras migraciones humanas
Nuevas dataciones de un importante sitio arqueológico australiano descartaron una seria objeción a la teoría que afirma que los humanos modernos abandonaron Africa hace alrededor de 50.000 años.
El lago Mungo, en el sur de Australia, contiene restos de un hombre adulto en un entierro ritual común entre humanos primitivos. La tumba es testimonio del notable viaje emprendido por las primeras personas que dejaron el Africa ancestral.
Pero planteaba un problema. En 1998 se creía que dichos restos tenían 62.000 años de antigüedad, y era difícil conciliar esa antigüedad con el hecho de que los humanos no habrían llegado a Europa hasta hace alrededor de 42.000 años. También desafiaba la visión de algunos arqueólogos y genetistas que sostenían que los humanos modernos adquirieron la habilidad para emigrar de Africa sólo hace 50.000 años.
Un nuevo análisis del sitio arqueológico le asigna ahora unos 42.000 años. Rocas cercanas, que parecen ser artefactos humanos, se encuentran en una capa de sedimento de entre 46.000 y 50.000 años, según un trabajo publicado en la edición de hoy de Nature por James M. Bowler, de la Universidad de Melbourne.
Esta revisión implica que los restos del lago Mungo respaldan, en lugar de contradecir, la teoría de que un cambio ocurrido hace sólo 50.000 años dio a las sociedades humanas capacidad para viajar y explotar nuevos ambientes.
De todos modos, el viaje de Africa a Australia parece haber sido bastante rápido. Los detalles de esta migración épica siguen siendo un misterio, porque aún no se halló ningún sitio intermedio. Algunos expertos creen que la gente que dejó Africa sabía pescar y andar en bote, y que habría seguido las costas de India y el sur de Asia. El final del viaje debe de haber sido por vía marítima porque, aunque el nivel de las aguas era mucho menor en la era glacial, había todavía unos 75 km de mar abierto entre el punto más cercano de Asia del Sur y Australia.