lunes, 18 de febrero de 2008

INTRODUCCIÓN A LA EVOLUCIÓN DE LAS SOCIEDADES. Una aproximación multiparadigmática al problema de la evolución social

RESÚMEN:
Indagar acerca de las relaciones entre la Biología y la Antropología es una de las metas más importantes de los seres humanos. Somos individuos sociales, pero no somos los únicos seres sociales existentes en el planeta, entonces la pregunta salta a la vista: ¿Existe una correlación gradual entre las sociedades animales y las sociedades humanas?, ¿Hay alguna relación causal entre ambos fenómenos?. Este artículo pretende echar alguna luz sobre estas cuestiones y algunas otras concernientes a la Biología Evolutiva y de mucho interés para los científicos sociales.

INTRODUCCIÓN:
El análisis evolutivo dentro de las Ciencias Biológicas siempre fue un enorme desafío por cuanto que contiene un obstáculo epistemológico importante: ¿qué estrato biológico es aquél que evoluciona?. Entendemos la evolución como la lucha permanente entre dos fuerzas mayores: fuerzas de cambio que son intrínsecas a las del pool génico y fuerzas de selección natural que son extrínsecas a las poblaciones.
Las fuerzas de cambio constituyen aquel material crudo e informe sobre el que la selección natural moldea a los individuos. Pues resulta que esta escultora nunca tiene el mismo modelo óptimo y como nos explica Leigh Van Valen en su modelo de la Reina Roja, todos los días el ecosistema cambia en mayor o menor medida moldeando a la población según patrones de selección natural cambiantes. El material crudo está organizado en niveles crecientes de complejidad en los que podemos establecer que los átomos se organizan en moléculas que se organizan en macromoléculas que constituyen células que conforman tejidos y así sucesivamente hasta llegar al concepto de ecosistema. Es así como las fuerzas del cambio pueden producirse en diferentes niveles y no solo en uno. Las Ciencias naturales desarrolladas durante la revolución Industrial tales como la Física y la Química, desde sus inicios, han revelado que la unión de las partes no constituye el todo, sino que por el contrario existen propiedades emergentes de la coexistencia e interacción de los diferentes niveles de complejidad y, aunque el paradigma positivista mecanicista sostuviera que el todo es explicado por las partes, no podrá negarse que una locomotora no es la simple suma de engranajes y de piezas más energía, sino que la disposición de las piezas y el modo en que la energía se transforma son elementos fundamentales para la producción de la propiedad emergente que llamamos movimiento.
El ejemplo más sobresaliente de lo que queremos decir lo constituye la mutación puntual consistente en el cambio de un nucleótido del ADN y cuyo error o cambio se proyecta (y creemos puede potenciarse) en otros estratos de la materia viva. La altura, dentro de una línea de complejidad creciente a la que llega tal cambio, dependerá del sistema de amortiguación que posea cada nivel de complejidad en sí mismo, así como también del tipo de cambio efectuado, vale decir, en que sector del ADN se ha producido. Una inversión cromosómica, que es una mutación en el ADN de gran complejidad estructural puede producir cambios enormes en la morfología de sus portadores. Esa morfología novedosa a su vez, puede o no incidir en la capacidad reproductiva de su portador y esparcirse o no en la población. Es decir que existen frenos al ascenso del cambio dentro de la línea ascendente de complejidad. Algunas modificaciones se dan en cierto nivel y ascienden hasta cierto punto más o menos evidente hasta llegar al nivel poblacional.
Pero a diferencia de lo que ocurre en materia de lo concreto como puede ser un cromosoma o una población, la selección natural es invisible y cada área de las Ciencias Evolutivas establece que su efecto deja una larga evidencia, como si por allí hubiese pasado algún tipo de viento que remodeló el paisaje. Cierta Genética de poblaciones, al mejor estilo de la revolución industrial, establece que el objeto de cambio único en la especie es el gen y por lo tanto ese cambio trasciende los diferentes niveles de complejidad hasta llegar a la población de forma directa y sin mediación. Dentro mismo del seno de la Genética de poblaciones surgieron posiciones contrapuestas que pusieron en controversia esta idea tan rígida acerca del origen del cambio evolutivo.
Otras áreas tales como la Paleontología, Embriología y Ecología se oponen a esta posición rígida y llevan a su nivel de organización estudiado (la Embriología al nivel de tejidos, la Ecología al nivel suprainidvidual, etc.) la disputa y establecen que, en definitiva, no todos los cambios que ocurren en la biología se deben al gen (Pere Alberch 1980). No discutiremos aquí el aspecto macroevolutivo de la cuestión pero sí coincidimos en que el cambio se da en cualquier nivel de complejidad existente y consideramos que la selección natural es una suerte de mar que baña las diferentes playas de los distintos niveles de organización y toma las vidas de quienes no son aptos. Como mar, sus movimientos no son predecibles (Van Valen) y puede haber épocas de selección dura combinadas con épocas de selección blanda (Charlesworth, Templeton, etc.) como si esta manera de moverse, mediante oleadas remodelara los paisajes de las diferentes playas donde opera. Siendo la Genética el eslabón más inferior de la gradación surge la pregunta: ¿puede la Genética dar cuenta de todos los fenómenos evolutivos?.
Hasta aquí queda claro que los diferentes niveles de complejidad determinan, también diferentes desafíos que proponen novedades exitosas según se ubique la marea de la selección natural durante ese período.
Entre esas novedades surge una muy a cuento de nuestro análisis: la sociedad.
A diferencia de otras novedades evolutivas como la piel con pelo, propia de la línea mamífera de Evolución, la sociedad surgió en varias oportunidades en distintas líneas evolutivas que incluyen Mamíferos, Aves, probablemente Reptiles, Insectos, Crustáceos, etc. Pero comportamientos sociales existen muchos y en diferente grado, y son, justamente, estos grados de sociabilidad nuestro objeto de estudio. Hasta aquí queda claro que los diferentes niveles de complejidad determinan, también diferentes desafíos que proponen novedades exitosas según se ubique la marea de la selección natural durante ese período.
Indudablemente la sociedad es una propiedad emergente de la población: por razones puramente técnicas un individuo aislado no constituye una sociedad. Si esta novedad evolutiva surge de un cambio en un grupo de genes, en un solo gen, en un tejido, en una población, es algo que aún no está definido, pero sí sabemos que ha sido altamente seleccionada en varias oportunidades. En la mayoría de los libros de textos y videos documentales sobre el tema puede observarse la fórmula siguiente:"los individuos se reúnen porque de ese modo son presa menos fácil de cualquier depredador". Esta respuesta es altamente penosa porque crea un hábito lamarckista de pensamiento. La idea general darwinista es que los individuos tienden a reunirse por motivos que aún no quedan establecidos y este comportamiento resultó más eficiente frente a las oleadas de selección natural que otras poblaciones que no hicieron lo propio dentro del marco de ese medioambiente y en ese momento. Así el evento evolutivo de reunirse no tiene una justificación apriorística y no habrá de confundirse con su relevancia a posteriori, es decir su utilidad en ese medio ambiente. Debe quedar establecido así que en cuanto su utilidad decaiga y el valor adaptativo de ese comportamiento descienda, la selección natural lo erradicará.
En conclusión los organismos de distintos taxones se reunieron y desarrollaron un sistema social que resultó, como novedad evolutiva, altamente eficiente en algunos casos mientras que en otros se volvió en sentido inverso, como por ejemplo en los Orangutanes. Este comportamiento social pareciera tener cierto componente instintivo que lo permitió, empero las desembocaduras de tal comportamiento llevan a mares bien diferentes, es decir que evolucionaron hacia estrategias adaptativas distintas.
En Biología podremos observar dos tipos básicos de sociedad:
Sociedad permanente: en la que los individuos nacen y mueren junto a los de su especie y en la que se inscriben Hombres, Hormigas, ratones, abejas, delfines, etc.
Sociedad transitoria: en las que los individuos si bien nacen junto a sus pares pueden no permanecer siempre en grupos y los agrupamientos se dan en forma temporal y con fines de apareamiento o parición o desove, como en las ballenas, pingüinos y otras aves.
Es, en ese sentido, de nuestro interés desarrollar algunas reflexiones sobre aquéllos que más se parecen a nosotros, es decir, las sociedades permanentes o sociedades propiamente dichas, puesto que la otra categoría podría no considerarse como tal.
Estas sociedades biológicas comparten una característica importante y que es más la regla que la excepción: se comunican. De modo que ya contamos con dos atributos que se deben dar conjuntamente para que la novedad evolutiva sea eficaz: el agrupamiento y la comunicación. Si ahondáramos en las Ciencias Etológicas observaríamos que los organismos solitarios tienen escasa comunicación y que ella solo tiene fines reproductivos. Por ejemplo, en los insectos Tisanuros los machos colocan varios hilos entrecruzados a cierta altura del suelo y bajo ellos disponen un espermatóforo, obligando a las hembras mediante danzas y el uso de palpos y antenas, a que pasen por debajo de ellos y recoja el espermatóforo. Se trata acá de ejemplos extremos en los que los organismos ni siquiera copulan pero que aún así deben comunicarse mínimamente para lograr el acto reproductivo.
En los grupos en los que las sociedades son permanentes existen dos subcategorías a considerar:
A1) Con roles establecidos
A2) Con roles cuya estabilidad es relativa.
En el primer caso los roles establecidos suelen ser estrictamente de naturaleza química, como en el caso de los himenópteros, en los que los roles son irreversibles y determinados desde la cuna (más no genéticamente puesto que una abeja reina es una obrera alimentada con jalea real en mayor proporción que una obrera común). En estos casos, la comunicación se establece a través de dos vías: químicas y gestuales. Las vías químicas comunicacionales son feromonas, vale decir hormonas que van impregnando el hábitat de la sociedad y marca necesidades y soluciones. Esta modalidad comunicacional ya fue ensayada varias veces en la línea de los Insectos, ejemplo de ello lo constituyen las mangas de langostas que se llaman entre sí mediante feromonas, por nombrar solo algunos casos, pero la gran mayoría de los Insectos tienen esas vías de comunicación bien constituidas. Las vías corporales (ya hablamos de la danza de cortejo del Tisanuro) tienen que ver con el lenguaje de señas, como en el caso de las abejas, quienes pueden indicar la posición de flores con néctar mediante el uso de danzas apropiadas.
Como podemos ver, la comunicación fue, en estas líneas, una incentivo o ampliación de dinámicas propias del grupo en cuestión, más no una novedad evolutiva por cuanto que estas novedades (las feromonas y el lenguaje de señas) ya estaban dentro del programa evolutivo de este taxón. Asimismo, lo observado en estos casos es que estas dos características mencionadas (agrupamiento y comunicación) sirvieron de base para una propiedad emergente que no puede explicarse con el simple hecho de que se comunican y agrupan, pues las mangas de langostas lo hacen y no constituyen una colmena o un hormiguero.
Nos interesaría ahora plantear la siguiente pregunta: ¿Existe cultura en estas sociedades?. Hemos, en otro trabajo, definido a la cultura como ese acúmulo de conocimientos y habilidades que se transmiten y adquieren de generación en generación y cuyo impulso motriz deviene de la necesidad.
Las Hormigas (otro grupo de Himenópteros) ha desarrollado comportamientos muy cercanos a los comportamientos humanos: hay hormigas ganaderas, que crían pulgones con el objetivo de extraer de ellos un líquido azucarado del cual se sirven con fines alimentarios, hay hormigas esclavistas, de las que ya hablaba Darwin, en "El Origen de las Especies"(1859) y que eran capaces de someter a otras especies de hormigas para que trabajen para ellas en el hormiguero; hay hormigas agricultoras, capaces de producir por siembra hongos que luego utilizan para dar alimento a los pulgones, etc. Si entendiéramos que estos comportamientos se han dado a lo largo de la evolución por necesidad, tendríamos que admitir que dentro del hormiguero una hormiga le enseña a la otra, generación tras generación, el hábito comportamental de la cría, o de la agricultura, y que por lo tanto, más allá de si conocemos o no el proceso, deberíamos admitir que las hormigas tienen cultura, lo que sería un golpe de gracia para nuestras expectativas como humanos. Quizá, en nuestro antropocéntrico afán de diferenciarnos busquemos otro término lingüístico para nombrar este proceso y cabe entonces preguntarse cómo se puede generar un comportamiento tan sólido y aunado si no existe el motor cultural... y una vez más ¿puede la genética dar cuenta de todos los fenómenos evolutivos?.
En el segundo tipo de sociedad (A2) debemos establecer, en principio, que los roles son estables en algunos casos y temporariamente estables en otros. Aquellos que presentan una cierta inestabilidad dentro de los roles pueden ser:
· MANADAS: conceptuada como una agrupación, generalmente de herbívoros que tiene un nivel incipiente de organización, en la que los individuos más aptos se colocan en el perímetro del territorio y ofician de centinelas, captando así la atención de los predadores. Su distribución en el territorio no es al azar, puesto que los centinelas se colocan en lugares específicos. En especies migratorias es frecuente observar que los individuos más aptos son quienes dirigen al grupo, pero esta condición es laxa y si no es compartida esa tarea por otros individuos de la población es porque no dan con el fenotipo apto a los ojos del depredador potencial. Por otra parte, en el caso en que uno de los centinelas fuese atacado por un depredador y quedara herido o bien muerto, otro reemplazará al mismo en el puesto dentro de la distribución de la manada.
· FAMILIAS: las familias son de número inferior al de las manadas (a menudo notablemente inferior) y, como su nombre lo indica, sus integrantes poseen lazos de parentesco notorios y conocidos. Las familias poseen individuos de mayor y de menor jerarquía acordes a sus orígenes maternos. El rol principal de las jerarquías mayores son la defensa y la consecución del alimento, en tanto que las jerarquías menores deben obediencia a las superiores.
En el sistema de harem encontraremos un verdadero patriarcado en el que un macho domina a un grupo de hembras de su "uso" particular y machos jóvenes. El macho alfa (categoría máxima) no permite ningún apareamiento con sus hembras y si los machos hijos o ajenos al clan pretenden robarle sus privilegios deberán someterse a combate por poder.
Dian Fossey, en su estupendo libro "Gorilas en la Niebla" nos explica:
"Como jefe del grupo 5 Beethoven tenía preferencia absoluta de apareamiento con Effie, Marchessa, Liza e Idano, hembras que había adquirido tras varios años de interacción con otros grupos o heredado por muerte natural del anterior jefe del grupo 5. Beethoven toleraba la presencia de los machos subordinados Bartok y Brahms en el grupo... Sin embargo, al llegar a la madurez sexual, los dos dorsicanos más jóvenes no pudieron continuar con el grupo 5 y se convirtieron en dorsicanos periféricos; estuvieron merodeando en un radio de 250 metros durante nueve meses para acabar como "dorsicanos solitarios", momento en que empezaron a trasladarse a mayores distancias en busca de territorios adecuados... ."
Otras estructuras no son tan dictatoriales y la jefatura está compartida con una hembra alfa, como ocurre en los lobos blancos del Ártico. En estos casos donde no hay dimorfismo sexual tan marcado como en los gorilas, la hembra alfa tiene idéntico nivel de injerencia en el combate y decisión. Ambos, macho y hembra alfa, constituyen una pareja semimonógama que casi semeja un caudillismo en el que los integrantes del clan se someten a la voluntad de la pareja real y deben mostrar sumisión si es que desean ser alimentados y protegidos por el grupo. En otras especies de lobos existen pequeñas diferencias en cuanto a la organización pero en esencia se conserva el concepto original.
Citando justamente el ejemplo de los lobos y también en el caso de las Orcas se ha observado que los clanes difieren en sus métodos de caza y se sospecha que allí intervienen factores que incluyen el aprendizaje. Ahora bien, la organización social de los vertebrados que hemos citado aquí nos es más comprensible y si pudiéramos medir el grado de simpatía que tenemos por los diferentes animales, los mamíferos ganarían por varios cuerpos, porque nosotros somos mamíferos y porque los mamíferos somos neoténicos. La neotenia es el adelantamiento o retraso de la madurez sexual. Todos los mamíferos tenemos ojos grandes, cabeza redonda y aspecto juguetón e inocente cuando somos cachorros
Todos ellos son caracteres neoténicos y que resuenan en nuestra mente como infantiles y por lo tanto simpáticos (tal vez, si no existiera un cierto grado de empatía hacia estos caracteres, tampoco desarrollaríamos la tolerancia necesaria para tratar con los niños). Todos esos caracteres conllevan el embrión del aprendizaje y la potencialidad del desarrollo: ellos son, a nuestros ojos, bebés indefensos. Pero si damos una mirada más próxima a estas condiciones veremos que son los cachorros de cánidos y de félidos quienes se llevan los grandes premios, grupos que, en general, viven en familias y son alumnos ejemplares: a cualquier cachorro de perro puede enseñársele pequeños y fáciles trucos para divertir a nuestras amistades y el perrito responderá a nuestro pedido gracias a que él necesita agradar a su hembra o macho alfa y lograr así pertenecer a esa familia. El cachorro aprenderá en virtud del hecho de pertenecer a un clan.
Los mamíferos nacen inmaduros y su grado de inmadurez es proporcional al grado de unión que posea su familia de origen. Esto, como ya dijimos, no es ni con mucho una ley, porque podemos observar ciertas excepciones notables como en el caso ya mencionado del Orangután, los tigres, los guepardos, leopardos y yaguareté, en los que la cría si bien nace inmadura y debe permanecer al lado de su madre durante el tiempo que requiera para su maduración, en la adultez la familia se separa y viven en solitario hasta el apareamiento. Entendemos que este evento evolutivo está precedido por un comportamiento social de familia en el seno del cual se ha producido el otro evento evolutivo: el desarrollo de una capacidad de aprendizaje.
En nuestra línea evolutiva mamífera y social es imprescindible nacer inmaduro porque el aprendizaje constituye un factor fundamental de cohesión: si un simio no aprende a acicalar a sus compañeros y a permitir que lo acicalen en los momentos adecuados, está condenado al ostracismo.
ORIGEN DE LA CULTURA:
Así es como agrupamiento, comunicación, inmadurez y aprendizaje parecen caracteres que van montados unos sobre los otros y parece casi imposible producir de ellos una raigambre genética exclusivamente, más bien pareciera que si la secuencia de eventos tuvo un origen en el nivel genético este prosperó hacia los niveles superiores sin detenerse en los diferentes estratos aunque, según nuestro modelo, sería difícil (o tal vez imposible) detectar el estrato en el cual se dio la secuencia de eventos que desembocó en el desarrollo de una capacidad de aprendizaje.
En la Naturaleza podemos observar una gradación del comportamiento, con lo que la filogenia pareciera mostrarnos que en materia de evolución social el Hombre tiene mucho que aprender.
Hoy por hoy la mayoría de los científicos consideran a la cultura, dentro de las Ciencias Biológicas, una novedad evolutiva muy potente y poco frecuente, pero ya existente en un nivel muy incipiente en gran parte de aquellos grupos que cumplen con las condiciones que hemos indicado anteriormente. La cultura eleva el valor adaptativo del individuo al sumar a su bagaje genético su bagaje cultural. Cierto grupo de chimpancés maneja un total de 26 herramientas diferentes. Si uno de ellos emigra del grupo y se instala en otro: ¡ sumará herramientas nuevas a aquéllas que su grupo receptor ya utilizaba!. Este evento está comprobado, vale decir que los chimpancés tienen una tradición cultural que ahora podemos sumar a su bagaje genético de modo que:
EL PROBLEMA DEL TERRITORIO:
Pero por un momento volvamos hacia atrás: Paul B. Weisz, en "La Ciencia de la Zoología"(libro que todo estudiante de Biología conoce) nos explica:
"El fenómeno del territorialismo se presenta estrechamente asociado con la vida familiar, en especial y con el reproductor en general. Se trata de una tendencia que presentan muchas familias o parejas a mantener un espacio físico particular dentro del territorio general de la población."
Esta observación es interesante aunque luego el autor relaja la atención sobre esta hipótesis y explica que la territorialidad puede producirse en grupos que no presentan comportamiento social: puede presenciarse un combate entre dos anémonas de mar por territorio que distan bastante de tener un comportamiento social evidente. Pero la diferencia fundamental radica en la cantidad de individuos que ejercen el derecho al territorio: en los sistemas de harem ese derecho se lo arroga el macho dominante, aún cuando el territorio sea guardado por los machos beta además del propio alfa, pero en otros estilos de sociedad la defensa del territorio se hace extensiva a todos los elementos que estén en condiciones físicas de hacerlo, así por ejemplo, en los monos de Cayo Santiago, las hostilidades son iniciadas y proseguidas por las hembras que llegan incluso a combatir con sus hijos a cuestas.
En la especie Humana la territorialidad es tan manifiesta que se presenta como un emergente característico en la actividad social natural, hasta el punto que el ingreso sin permiso en una propiedad privada está penado por la ley y admite que el invasor sea muerto a manos del invadido, poniendo esta ley a la altura exacta de la muerte por defensa propia, eso sin mencionar el hecho de que la política exterior de las naciones también lo admite.
Entonces, desde que la especie Humana está en la Tierra quedó establecido que la propiedad privada o territorio no puede ser invadido y en ningún momento se pone de manifiesto que se trata de una situación "instintiva" o "animal". Según este criterio también debiera perdonarse a aquél que comete homicidio por celos a su pareja. De hecho todo ser vivo tiene un territorio, si ese territorio que puede incluir a la pareja es violado por un extraño, aparentemente entran en juego poderosas fuerzas instintivas. En todo caso dependerá de a qué llamamos territorio: para las hormigas serán sus sendas de alimentación y su hormiguero, para las abejas será su colmena, para un gorila dorsicano será el territorio por el que circula en busca de alimento, sus hembras y jóvenes, para el lobo marino serán sus hembras, para los escalares (peces cíclidos) será su nido, etc., pero para el Hombre es la propiedad privada y no lo asimila como un comportamiento animal sino cultural. La territorialidad se puso y se pone en juego pero es lo único que se convirtió en un rasgo que puede ser optativo para la especie humana.
En nuestro caso hubo un cambio comportamental de gran importancia en materia de territorialidad que cambió el plano de las interacciones entre los grupos: se desarrolló el concepto cultural de visitas. Este comportamiento novedoso constituyó un sistema de tal potencia que actualmente somos la especie más poderosa de la Tierra.
Su origen pudo ser como indica Vitus Dröscher, un cambio comportamental en los visitantes que disminuyen los niveles de agresión del dueño del territorio, comportamientos tales como el infantil que pueden disminuir los niveles de agresión en tigres a la hora del apareamiento o bien los comportamientos tendientes al apareamiento que pudieran vencer los obstáculos que conciernen al cuidado del territorio, pues, no olvidemos, que el Humano es uno de los pocos seres capaces de realizar cópulas diarias (en realidad casi todos los simios se parecen). Estos niveles de promiscuidad típicos del ser humano sumados a su curiosidad nata pueden haber llevado a la especie, al principio de nuestra existencia, a una búsqueda de sensaciones nuevas en grupos distantes, encontrando el modo de infiltrarse en grupos no natales y afianzando así relaciones de parentesco.
Este conjunto de factores creó una sociedad por interacción social y cultural, pues el infiltrado traía consigo novedades culturales que podían beneficiar al grupo infiltrado en su supervivencia y, eventualmente disminuir los niveles de agresión con otros grupos. Este detalle no puede haber sido pasado por alto para nuestros inteligentes ancestros y la forma novedosa de interacción permitió que la especie, en conjunto, incrementara su número rápidamente. Aquellos grupos que no efectuaban interacciones interclánicas perecían por desventaja competitiva y por la fuerte endogamia que, aún hoy en día, juega en contra de cualquier sistema de castas. Resulta indudable que los matrimonios por contrato tienen una vieja tradición.
El ser Humano franqueó así la barrera instintiva, pero su éxito en ese sentido fue momentáneo, de otro modo actualmente no existiría el concepto de propiedad privada o el de nación. Ahora bien: ¿por qué no hemos podido superar esta condición tan antigua?, ¿Por qué si la Naturaleza nos dotó de la facilidad para comprender el dolor ajeno y nos dio compasión, no hemos superado el instinto territorial y el concepto de propiedad privada?. Gordon Childediría que la explicación está en que el éxito de una especie se mide por su capacidad de reproducción. La presencia de estos dos fenómenos propias del comportamiento humano tales como el exacerbado instinto de territorialidad y la tendencia a la propiedad privada pueden observarse también en el análisis que Marx Y Engels desarrollan en la ideología alemana, donde construyen un estudio específico sobre las sociedades humanas en general dando cuenta de sus particularidades e historicidad, según el tipo de propiedad que las caracterizan y en última instancia dan vida a su propia reproducción (tribal, comunal, estatal, feudal, capitalista), remarcando en cada caso y a lo largo del análisis de estas estructuras la presencia de la propiedad como fenómeno inherente a todo tipo de sociedad humana.
La existencia de la propiedad privada, por su parte, explica las demás instancias propias del comportamiento social humano: la división del trabajo que demarca las particularidades de relaciones sociales de producción especificas, la explotación y por ende la polarización sobre la tenencia y acumulación de los recursos que dan vida a las estructuras de poder dentro de un sistema social.
De esta manera cabe decir que nos hallamos en presencia de una sociedad que tiende a la desigualdad exacerbada y que trastoca y bloquea hasta las propias instancias de la reproducción humana. Estos fenómenos sólo pueden explicarse en la raigambre del comportamiento sociocultural y no en propio desenvolvimiento biológico de la especie Humana, ya que dentro de un ecosistema ningún ser vivo acapara recursos más allá de lo que su población requiere y posee dentro de su seno idénticas posibilidades genéticas de competitividad.
De esta manera el ambiente natural no destruye su propio equilibrio de reproducción, no así el ambiente social humano donde se originan las debilidades e inconvenientes que tienden a amenazar la reproducción de la especie Humana. Dado que esa cantidad se ha incrementado notablemente en nuestro único millón de años de existencia en este momento nuestro éxito pareciera ser indiscutible. Lo que no dice Childe es que todo sistema ecológico tiene una capacidad de porte que indica qué cantidad de individuos el ecosistema puede soportar. Nuestro innegable éxito evolutivo nos conduce a superar la capacidad de porte de la biosfera y sumada a la territorialidad manifiesta que logra que algunas naciones dominen sobre otras, estamos frente a una situación que desembocará en una evidente matanza de aquellos que no prosperan según indica el sistema, vale decir que éste tenderá a desplazar a aquellos que no están en él debido a la escasez de recursos que se avecina. De modo que el tan mentado éxito evolutivo es temporario y sus evidencias están a la vista: sólo sobrevivirán unos pocos, el sistema está superpoblado y los recursos escasean. Allí donde los recursos son limitados, la ecología nos explica, se desencadena la lucha intra específica.