lunes, 18 de febrero de 2008

SOBRE LA NATURALEZA Y SIGNIFICACIÓN DE LA CIENCIA ANTROPOLÓGICA

Tomado de PAUL BOHANAN: “Sobre la naturaleza y significación de la Ciencia Antropológica” en Social Anthropology. New Cork: Holt, Rinehart and Wiston 1963. Traducido por Elías Sevilla Casas, Universidad del Valle, Cali.

Los antropólogos se dan en diversas variedades. Hay antropólogos de terreno y antropólogos de escritorio. Los hay medidores, excavadores, experimentadores y living-in. Sin embargo de tanta variedad, todos ellos son básicamente uno. La palabra antropología ha estado en uso en nuestro lenguaje por algunos siglos. Derivada del griego, significa “el estudio del hombre”. Hasta casi la mitad del siglo XIX la palabra fue usada por los humanistas y precursores filosóficos de las ciencias sociales modernas. A partir de entonces, antropología ha significado algo más especializado en el uso moderno; en el uso moderno antropología se refiere a una ciencia social reconocida, y los antiguos usos de la palabra han casi desaparecido por completo.

Las definiciones del hombre

Como hemos dicho, los antropólogos se dan en muchas variedades sin embargo, todos dicen que estudian al hombre. La manera en que varían está estrechamente asociada con la manera como cada uno define al “hombre”. Cada ciencia que trata de seres humanos tiene sus propias definiciones de hombre (algunas veces encubiertas). Los economistas por ejemplo, definen al hombre como el animal que hace escogencias; ellos estudian las escogencias que hacen los hombres para lograr que los escasos recursos logren fines considerados por ellos como de la mayor importancia. Los filósofos consideran al hombre como una animal racionalizador –o al menos como un racional potencial- y estudian los sistemas de racionalidad del hombre. Estos modos de definición hacen recordar el caso de los ciegos y el elefante.

Hay cuatro grandes componentes en una definición de hombre dada por el antropólogo. Él comparte cada componente con al menos otra disciplina. Más aún, algunas de las características de cada componente son comunes al hombre y a otros miembros del reino animal. El hombre es ante todo un mamífero, o sea, que se reproduce sexualmente, la hembra da a luz al pequeño y lo alimenta con sus glándulas mamarias. Ser mamífero, con todo lo que ello implica, es un determinante mayor de las limitaciones impuestas al ser humano.

El hombre, así lo ha asegurado el mismo, no es “un simple animal” -es “un animal inteligente”. Se ha llamado, en sus propias clasificaciones específicas, Homo Sapiens -“el hombre que reconoce” o “el hombre que percibe”. Mucho se ha escrito sobre las características que elevan la percepción humana del nivel subhumano. Se ha dicho -y comprobado que es de dudoso valor analítico- que solo los hombre tienen “cultura”. Se ha dicho que los hombres se comunican con símbolos mientras los otros animales lo hacen solo con signos. Lo crucial de la mayoría de los argumentos, sin embargo, parece estar en el hecho de que el hombre comunica sus percepciones más eficientemente que las otras especies animales.

Si un hombre se va a comunicar, debe haber otra criatura con la cual él se comunica. El hombre es, en otros términos, un ser social. Todos los animales son desde luego, sociales en mayor o menor grado, de hecho todos pueden tomarse como una sola comunidad de seres vivos. Pero el hombre social es el hombre que está en contacto con su propio grupo. Solo, sin comunicación con los otros seres humanos, no es completamente humano. Soledad y solitaridad no deben confundirse; los hombres de muchas culturas y los animales de muchos hábitos buscan la soledad. Ninguno sin embargo es solitario. “los hombres – lobos”, criados por animales no pueden hablar, no pueden pensar, ni siquiera caminar como seres humanos.

Finalmente, el hombre vive y se comunica por la cultura. En su percepción del mundo y en su comunicación de la misma a otros de su grupo.